Sigamos el ejemplo de los trabajadores del Ministerio del Agro y la Producción
Las últimas semanas señalan un alza en las luchas obreras en
general y de los estatales en particular. El ajuste que el gobierno ha
lanzado y que intenta profundizar de la mano del FMI y los gobernadores
ha significado tal ataque a las condiciones de vida del movimiento
obrero, que una parte de los trabajadores que hasta hace poco se
mostraba reacia a la movilización, comienzan a dar pelea.
Los estatales y los jubilados constituyen el principal blanco de
la ofensiva acordada con el FMI, en tanto se está planteando ajustar una
buena parte del déficit fiscal mediante la licuación de salarios y
jubilaciones. Y aquí es necesario insistir en que no es solo Macri, sino
que los gobernadores actúan como garantes del ajuste en cada provincia.
Passalaqcua ha seguido al pie del cañón los pedidos del ejecutivo
nacional, acompañando muchas medidas como el fatídico pacto de
responsabilidad fiscal que a “secado” las cuentas municipales y de la
misma provincia, además de autorizar todo tipo de subas en las tarifas
de Luz, Gas, Agua, transporte, etc. El kirchnerismo ha resultado el
mejor alumno del FMI. Es que Alicia Kirchner “cerro sus cuentas”
aumentando los salarios y jubilaciones provinciales en un 8% en 2016, un
6% en 2017 y 2% en 2018. Todo esto en un contexto de una inflación en
tres años superior al 100%.
Es claro que las paritarias a la baja, la ola de despidos, la
inflación que avanza junto con los tarifazos carcomiendo el bolsillo
obrero, están actuando como acicate de las luchas y es éste fenómeno, el
que empuja a las distintas burocracias a comenzar a maniobrar sobre el
descontento y la predisposición al combate de la base social tratando de
tirar la pelota hacia el 2019. Los paros de descompresión de la CGT,
los intentos de la CTA por reflotar las carpas testimoniales frente a
congreso, las luchas faccionales entre la verde y la verde blanca en ATE
con medidas totalmente descoordinadas y aisladas, constituyen una
expresión de los zigzagueos que desgranan la fuerza del movimiento
obrero en componendas ajenas a sus intereses, en momentos en donde la
brutalidad del ataque pone al orden del día la huelga general hasta
derrotarlo.
Por eso es sumamente significativo el hecho de que esta semana
comenzó en Misiones con un paro por tiempo indeterminado en el
Ministerio del Agro y la Producción. Los trabajadores manifestaron que
“es imposible vivir con sueldos promedio de 10.000$ y con maltrato y
persecución laboral”. Esta medida señala la predisposición de una parte
importante de los trabajadores a “ir a fondo” contra el ajuste.
Por
otro
lado, los trabajadores de la salud, que vienen en lucha desde hace
años, han logrado una conquista importante al arrancarle al gobierno el
pase a planta de 200 trabajadores: el pase a planta se da en un marco de
limitaciones, ya que el gobierno hecha lastre con la esperanza de
evitar nuevas movilizaciones o cuestionamientos mayores, justamente por
esto es que hay que ir a fondo.
Estas luchas se dan en el contexto de
la creciente movilización de trabajadores desocupados que piden la
urgente apertura del empadronamiento a los planes de trabajo y se
insertan en el marco general de luchas contra los despidos en organismos
nacionales como INTI, SENASA, INTA, Secretaria de Agricultura Familiar,
Docentes Universitarios, etc., que se sucedieron en los últimos meses.
Si hay algo que define a las crisis es el hecho de que nada puede
seguir desarrollándose bajo las condiciones en que se venía haciendo.
Por eso las crisis capitalistas producen épocas excepcionales para la
actuación de las clases sociales y en este sentido, abren la posibilidad
de que los trabajadores impongamos una salida propia al derrumbe
económico y social. Obviamente para esto, es condición necesaria que el
movimiento obrero intervenga con independencia de clase en la pulseada
histórica. De lo contrario, no solo actuará como furgón de cola de algún
bando capitalista, sino que terminará pagando con sangre, sudor y
lágrimas la factura de la crisis. El hecho de que en pleno desarrollo de
la crisis los trabajadores logren como en Misiones un pase planta, con
todas las limitaciones del caso, muestra que las crisis no son
acontecimientos cerrados o predeterminados, sino abiertos a la lucha de
las clases sociales. De ahí que la tarea del momento pase justamente,
por organizar la fuera del movimiento del movimiento obrero bajo un
programa propio, para golpear con un solo puño a todos los ajustadores.
Para esto, es fundamental superarla parálisis y el divisionismo en el
que nos ha sumergido la burocracia mediante la realización de un
congreso de delegados de bases con mandato de todos los estatales y a la
postre, de todo el movimiento obrero, para diseñar desde ese organismo
pleno de democracia obrera, un verdadero plan de lucha hasta derrotar el
ajuste.
¡Ningún despido, ocupación de toda repartición por tiempo indeterminado hasta la reincorporación de los compañeros!
¡Reapertura de paritarias ya! ¡Actualización salarial y cláusula gatillo para compensar la inflación!
¡Vayamos por un congreso de bases, para derrotar el ajuste y recuperar lo perdido!
¡El ajuste es hoy, la lucha es hoy!
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