Las últimas elecciones le dieron un espaldarazo a Cambiemos en la tarea de avanzar con su plan de descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Hasta tal punto llega la embestida, que el termino ajuste se ha quedado corto. En efecto, las medidas que se plantean desarrollar en todos los frentes como el fiscal, el impositivo, el previsional, el laboral, dan cuenta de una verdadera declaración de guerra contra la clase obrera. Ahora bien, para llevar adelante este ataque el macrismo no reúne por si solo los recursos políticos necesarios, dado que continua en minoría en ambas cámaras. Para descargar la crisis, el gobierno nacional necesita que esos recursos le sean proporcionados por los diputados, senadores y gobernadores de las otras fuerzas políticas como el PJ, el masismo, el mismo FpV, socialistas y renovadores. A este apoyo hay que sumarle la maniobra de la burocracia sindical, tanto de la CGT como de la CTA, que negocia “por arriba” en las mesas chicas del gobierno,