¡REALICEMOS ASAMBLEAS PARA EXIGIR EL AUMENTO URGENTE Y LA GENERALIZACIÓN DEL MISMO A LOS EMPLEADOS MUNICIPALES!
Luego
de firmar el acuerdo que entrega el control de las cuentas provinciales
al macrismo y plantea una serie de ajustes contra los trabajadores,
Hugo Passalaqcua les propone a los empleados públicos de la provincia un
bono de 2.500 pesos a pagar en dos veces (22 de diciembre y lo restante el 6
de enero). El costo de la medida es de 200 millones de pesos. Esta cifra
contrasta con los 1100 millones de pesos de intereses de deuda que se pagarán por día a nivel nacional en el 2018 al capital financiero.
Así son los
acuerdos que firma la Renovación: convalidación de la sangría de dinero
al exterior, que se paga con miseria nacional y provincial.
Y
este es el punto, porque los bonos de fin de año, no son otra cosa que
la confirmación del desplome que ha sufrido el salario y, por lo tanto,
el aguinaldo de los empleados públicos.
Según el recibo de sueldo, un empleado promedio de Misiones tiene un sueldo básico neto cercano a los 7.200 pesos, la mitad de la línea de pobreza (y apenas un poco al umbral de indigencia). Maestros con 9.600 pesos por cargo o enfermeros con menos de 8.000 pesos son las situaciones que priman, por más que algunos datos hagan aparecer un promedio mayor. Dichos datos muestran como los empleados públicos llegan con sus bolsillos liquidados a las fiestas, luego de la inflación y las confiscaciones tarifarias. Si los salarios correspondieran a los niveles planteados por el costo de la canasta familiar, el bono no tendría sentido para la patronal. En este contexto, 2.500 pesos en dos cuotas resultan una gota en el océano de las necesidades obreras.
Según el recibo de sueldo, un empleado promedio de Misiones tiene un sueldo básico neto cercano a los 7.200 pesos, la mitad de la línea de pobreza (y apenas un poco al umbral de indigencia). Maestros con 9.600 pesos por cargo o enfermeros con menos de 8.000 pesos son las situaciones que priman, por más que algunos datos hagan aparecer un promedio mayor. Dichos datos muestran como los empleados públicos llegan con sus bolsillos liquidados a las fiestas, luego de la inflación y las confiscaciones tarifarias. Si los salarios correspondieran a los niveles planteados por el costo de la canasta familiar, el bono no tendría sentido para la patronal. En este contexto, 2.500 pesos en dos cuotas resultan una gota en el océano de las necesidades obreras.
Pero
el bono no solo es insignificante, sino que no llega a todos los
trabajadores. En efecto, Passalaqcua liberó de tal obligación a los
municipios en donde como se sabe, los sueldos están por debajo de los
5.000 pesos como promedio. Según sus propias palabras, “hay municipios
a los que esto les va a complicar, pero no están obligados a hacerlo,
lo repito los municipios no están obligados a hacerlo".
En vez de respaldar desde las cuentas provinciales al conjunto de los trabajadores, Passalaqcua se desentiende de los trabajadores municipales, el sector más castigado por la crisis. Y todo esto sin contar los miles de precarizados bajo el fraude laboral de pasantes o becarios que cobran menos que un trabajador de planta, y que no recibirán una moneda.
En vez de respaldar desde las cuentas provinciales al conjunto de los trabajadores, Passalaqcua se desentiende de los trabajadores municipales, el sector más castigado por la crisis. Y todo esto sin contar los miles de precarizados bajo el fraude laboral de pasantes o becarios que cobran menos que un trabajador de planta, y que no recibirán una moneda.
Desde
el Partido Obrero denunciamos el bono miserable de Passalaqcua y
llamamos a los trabajadores a realizar asambleas en donde se discuta un plan de lucha:
¡Por un bono que compense la canasta familiar, de 15 mil pesos y en una solo cuota!
¡Por la inclusión en el bono a todos los trabajadores del estado provincial y municipal!
¡Por un salario mínimo equivalente al consto de la canasta familiar!
¡Todos a planta permanente!
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