Las últimas elecciones le dieron un espaldarazo a Cambiemos en la tarea de avanzar con su plan de descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Hasta tal punto llega la embestida, que el termino ajuste se ha quedado corto.
En efecto, las medidas que se plantean desarrollar en todos los frentes como el fiscal, el impositivo, el previsional, el laboral, dan cuenta de una verdadera declaración de guerra contra la clase obrera. Ahora bien, para llevar adelante este ataque el macrismo no reúne por si solo los recursos políticos necesarios, dado que continua en minoría en ambas cámaras. Para descargar la crisis, el gobierno nacional necesita que esos recursos le sean proporcionados por los diputados, senadores y gobernadores de las otras fuerzas políticas como el PJ, el masismo, el mismo FpV, socialistas y renovadores. A este apoyo hay que sumarle la maniobra de la burocracia sindical, tanto de la CGT como de la CTA, que negocia “por arriba” en las mesas chicas del gobierno, al mismo tiempo que desmoviliza y desinforma por abajo. Los trabajadores hemos quedado plantados frente a un verdadero polo político del ajuste.
Un integrante de este polo, es el gobernador Passalaqcua, quien acaba de firmar en la mismísima Casa Rosada el convenio de Reforma Fiscal. Passalaqcua se ha referido cínicamente a este acuerdo como "histórico", al caracterizar que es producto del "diálogo y entendimiento" entre todas las instancias de gobierno del país. Pero lo cierto es que el pacto firmado tiene implicancias gravísimas: en primer lugar, la provincia renuncia a canalizar judicialmente las cuestiones referidas a la distribución de los recursos coparticipables, por lo que éstos se resolverían mediante acuerdos políticos. Esta renuncia no supone otra cosa que una sumisión de la política económica provincial a la política del macrismo. La moneda de cambio para Passalacqua ha sido el hecho nada menor, de que el gobierno nacional se compromete, a través de la ANSES, a financiar las cajas jubilatorias provinciales completamente arruinadas.
Passalaqcua se olvida de informar que a causa del Pacto Fiscal se mantendrán y aumentarán los impuestos al salario (ganancias), ya que ese impuesto es el que va a financiar la coparticipación a las provincias, al que habrá que agregar incrementos en los impuestos al consumo. Estos impuestos al consumo y al trabajo, son la contracara de las exenciones y rebajas impositivas al capital que se promueve desde nación. En efecto, ésta reducirá gradualmente la presión tributaria a la provincia, (si la misma, obviamente, apoya el proyecto de reforma tributaria enviado a la cámara), pero la provincia debe comenzar de inmediato una disminución gradual de impuestos, como el que grava los ingresos brutos, y que constituye cerca del 75% del dinero en caja de la provincia. Estas medidas menguarán el ingreso a las municipalidades y se traducirá, también, en aumentos de los impuestos municipales y aumentos de los impuestos provinciales como el inmobiliario. Será una merma en los recursos provinciales la cual pone en tela de juicio la continuidad de los subsidios al transporte y pone en cuestión el boleto estudiantil gratuito además de un tarifazo y un boletazo para fin de año o comienzos de 2018.
Además, ésta política significa el fin del “equilibrio fiscal renovador”, un equilibrio que se basó en salarios básicos paupérrimos para los empleados estatales. La salida de éste “equilibrio” deja abierta las puertas a una política de endeudamiento creciente por parte del Estado provincial que sólo beneficiará a los grandes grupos empresarios a través de exenciones impositivas y subsidios, mientras se anuncia mayores golpes a los trabajadores con cesantías masivas en el estado y la degradación laboral a través de la generalización del sistema de becas o pasantías.
La eliminación de impuestos planteada no tiene otro fin que el abultamiento de la billetera de los empresarios, los mismos que fugan su capital al exterior o especulan en la bicicleta financiera montada por el gobierno nacional. La contracara de este festín para pocos, son las penurias económicas para el conjunto de los trabajadores.
Que claro que la Renovación, en vez de usar su victoria en la provincia para oponerse a la política de Cambiemos, usa la victoria de este en la nación para acompañar su política. Muestra de ello es el pedido del gobernador a los senadores misioneros de avalar el Pacto Fiscal sellado por los gobernadores con Cambiemos. Este hecho delata que todo el arco político sigue la agenda planteada por las cámaras empresariales. En Misiones, la excusa de combatir las asimetrías económicas con Brasil y Paraguay le sirve de apoyo tanto a las medidas que hoy impulsa Macri como el gobernador.
El gobierno de Passalacqua se ha ubicado decididamente en el pelotón de los ajustadores. Los acuerdos sellados en torno al frente fiscal e impositivo, delatan el avance en otros frentes como el de la reforma laboral, que, de ser aprobada, podría hacernos retroceder más de 100 años en materia de derecho laboral.
Ante semejante ofensiva, el Partido Obrero llama a los trabajadores y el pueblo de Misiones a producir una intensa actividad deliberativa desde abajo, desarrollando asambleas en escuelas, fábricas, barrios, dependencias públicas, etc., a los fines de quitarle mandato a quienes están entregando nuestro futuro desde las gobernaciones parlamentos y sindicatos burocratizados.
Rechacemos el pacto RENOVACION-CAMBIEMOS, construyamos una salida desde los trabajadores y el pueblo misionero.
Derrotemos el plan de guerra de Macri y los gobernadores dando la pelea en las calles.
Paremos contundentemente el 6 de diciembre, en el marco del paro nacional convocado por las CTA Autónoma, ATE y otros gremios combativos.
¡Que la crisis la paguen los capitalistas, construyamos la perspectiva de una salida obrera y socialista!
En efecto, las medidas que se plantean desarrollar en todos los frentes como el fiscal, el impositivo, el previsional, el laboral, dan cuenta de una verdadera declaración de guerra contra la clase obrera. Ahora bien, para llevar adelante este ataque el macrismo no reúne por si solo los recursos políticos necesarios, dado que continua en minoría en ambas cámaras. Para descargar la crisis, el gobierno nacional necesita que esos recursos le sean proporcionados por los diputados, senadores y gobernadores de las otras fuerzas políticas como el PJ, el masismo, el mismo FpV, socialistas y renovadores. A este apoyo hay que sumarle la maniobra de la burocracia sindical, tanto de la CGT como de la CTA, que negocia “por arriba” en las mesas chicas del gobierno, al mismo tiempo que desmoviliza y desinforma por abajo. Los trabajadores hemos quedado plantados frente a un verdadero polo político del ajuste.
Un integrante de este polo, es el gobernador Passalaqcua, quien acaba de firmar en la mismísima Casa Rosada el convenio de Reforma Fiscal. Passalaqcua se ha referido cínicamente a este acuerdo como "histórico", al caracterizar que es producto del "diálogo y entendimiento" entre todas las instancias de gobierno del país. Pero lo cierto es que el pacto firmado tiene implicancias gravísimas: en primer lugar, la provincia renuncia a canalizar judicialmente las cuestiones referidas a la distribución de los recursos coparticipables, por lo que éstos se resolverían mediante acuerdos políticos. Esta renuncia no supone otra cosa que una sumisión de la política económica provincial a la política del macrismo. La moneda de cambio para Passalacqua ha sido el hecho nada menor, de que el gobierno nacional se compromete, a través de la ANSES, a financiar las cajas jubilatorias provinciales completamente arruinadas.
Passalaqcua se olvida de informar que a causa del Pacto Fiscal se mantendrán y aumentarán los impuestos al salario (ganancias), ya que ese impuesto es el que va a financiar la coparticipación a las provincias, al que habrá que agregar incrementos en los impuestos al consumo. Estos impuestos al consumo y al trabajo, son la contracara de las exenciones y rebajas impositivas al capital que se promueve desde nación. En efecto, ésta reducirá gradualmente la presión tributaria a la provincia, (si la misma, obviamente, apoya el proyecto de reforma tributaria enviado a la cámara), pero la provincia debe comenzar de inmediato una disminución gradual de impuestos, como el que grava los ingresos brutos, y que constituye cerca del 75% del dinero en caja de la provincia. Estas medidas menguarán el ingreso a las municipalidades y se traducirá, también, en aumentos de los impuestos municipales y aumentos de los impuestos provinciales como el inmobiliario. Será una merma en los recursos provinciales la cual pone en tela de juicio la continuidad de los subsidios al transporte y pone en cuestión el boleto estudiantil gratuito además de un tarifazo y un boletazo para fin de año o comienzos de 2018.
Además, ésta política significa el fin del “equilibrio fiscal renovador”, un equilibrio que se basó en salarios básicos paupérrimos para los empleados estatales. La salida de éste “equilibrio” deja abierta las puertas a una política de endeudamiento creciente por parte del Estado provincial que sólo beneficiará a los grandes grupos empresarios a través de exenciones impositivas y subsidios, mientras se anuncia mayores golpes a los trabajadores con cesantías masivas en el estado y la degradación laboral a través de la generalización del sistema de becas o pasantías.
La eliminación de impuestos planteada no tiene otro fin que el abultamiento de la billetera de los empresarios, los mismos que fugan su capital al exterior o especulan en la bicicleta financiera montada por el gobierno nacional. La contracara de este festín para pocos, son las penurias económicas para el conjunto de los trabajadores.
Que claro que la Renovación, en vez de usar su victoria en la provincia para oponerse a la política de Cambiemos, usa la victoria de este en la nación para acompañar su política. Muestra de ello es el pedido del gobernador a los senadores misioneros de avalar el Pacto Fiscal sellado por los gobernadores con Cambiemos. Este hecho delata que todo el arco político sigue la agenda planteada por las cámaras empresariales. En Misiones, la excusa de combatir las asimetrías económicas con Brasil y Paraguay le sirve de apoyo tanto a las medidas que hoy impulsa Macri como el gobernador.
El gobierno de Passalacqua se ha ubicado decididamente en el pelotón de los ajustadores. Los acuerdos sellados en torno al frente fiscal e impositivo, delatan el avance en otros frentes como el de la reforma laboral, que, de ser aprobada, podría hacernos retroceder más de 100 años en materia de derecho laboral.
Ante semejante ofensiva, el Partido Obrero llama a los trabajadores y el pueblo de Misiones a producir una intensa actividad deliberativa desde abajo, desarrollando asambleas en escuelas, fábricas, barrios, dependencias públicas, etc., a los fines de quitarle mandato a quienes están entregando nuestro futuro desde las gobernaciones parlamentos y sindicatos burocratizados.
Rechacemos el pacto RENOVACION-CAMBIEMOS, construyamos una salida desde los trabajadores y el pueblo misionero.
Derrotemos el plan de guerra de Macri y los gobernadores dando la pelea en las calles.
Paremos contundentemente el 6 de diciembre, en el marco del paro nacional convocado por las CTA Autónoma, ATE y otros gremios combativos.
¡Que la crisis la paguen los capitalistas, construyamos la perspectiva de una salida obrera y socialista!
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